DESARROLLO SOSTENIBLE Y SUSTENTABLE: UNA BREVE REFLEXION DE SU ORIGEN Y CONCEPTOS RELACIONADOS

El módulo denominado Desarrollo Económico Sostenible, parte del programa de la maestría en desarrollo sostenible y medio ambiente tuvo muchos temas interesantes de contenido enriquecedor para reflexionar acerca de lo que hoy en día se denomina desarrollo sostenible y sustentable con una visión eco amigable frente a los aspectos que involucran las siete dimensiones de la sostenibilidad. El siguiente documento está basado en información obtenida por las obras publicadas departe del Doctor Enrique Leff, José de Souza Silva y Arturo Escobar, como los autores más representativos y documentos aportados por el módulo.
El concepto de Desarrollo Sustentable fue Utilizado por primera vez en el reporte, denominado "Nuestro Futuro Común", publicado en 1987 por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, también conocida como Comisión Brundtland.
En este documento se identifican los elementos de la interrelación entre ambiente y desarrollo y se define que "el Desarrollo Sustentable es aquel que puede lograr satisfacer las necesidades y las aspiraciones del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades y aspiraciones". A su vez, se hace un llamado a todas las naciones del mundo a adoptarlo como el principal objetivo de las políticas nacionales y de la cooperación internacional.
A raíz de ello, se desarrolló la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, más conocida como la Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro, Brasil, en 1992. Este encuentro reunió a más de 100 jefes de Estado, representantes de 179 gobiernos, así como a representantes de los empresarios, trabajadores, ONGs, organizaciones sociales de mujeres, jóvenes y pueblos indígenas, alcanando un histórico nivel de representatividad y participación.
El primer principio de la Declaración de Río coloca a los seres humanos al centro de las preocupaciones relacionadas con el Desarrollo Sustentable, reconociendo el derecho de una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza. A su vez, define a la Agenda 21 como un programa de acción en todas las esferas que competen al Desarrollo Sustentable, considerando las dimensiones sociales y económicas, la conservación y gestión de los recursos naturales para el desarrollo, el fortalecimiento de los grupos principales (mujeres, jóvenes, pueblos indígenas) y los modos de ejecución. En este contexto, se propone que cada país elabore, anualmente, un informe nacional respecto a sus avances relativos a este programa de acción, así como, constituir un ente representativo denominado Consejo de Desarrollo Sustentable, con el objeto de asegurar la participación de los grupos principales de la sociedad en los procesos de decisión relativos al desarrollo sustentable.
A partir de la publicación del informe del Club de Roma bajo el título de "Los Limites del Crecimiento", se ha desatado una serie de polémicas en relación a la función de los recursos naturales y el desarrollo. La noción de desarrollo sostenible se ha ido divulgando y pluralizando hasta formar parte del discurso oficial y del lenguaje común. Aunque no logra un sentido conceptual y práctico capaz de unificar las vías de transición hacia la sustentabilidad. De allí las discordias y contradicciones y los diferentes sentidos que adopta este concepto en relación con los intereses contrapuestos por la apropiación de la naturaleza.
Dichos intereses se manifestaron ya en las dificultades para alcanzar acuerdos
internacionales respecto a los instrumentos jurídicos. En este sentido, algunos países del norte se opusieron a la firma de una declaración con fuerza jurídica obligatoria referente a la conservación y desarrollo sostenible de los bosques, así como hacia la Convención sobre Diversidad Biológica. En el trasfondo de estos acuerdos están en juego las estrategias y derechos de apropiación de la naturaleza. En estas negociaciones, los países del norte defienden los intereses de las empresas transnacionales de biotecnología por apropiarse los recursos genéticos del tercer mundo mediante los derechos de propiedad intelectual. Al mismo tiempo, grupos indígenas y campesinos defienden su diversidad biológica y étnica, es decir, su derecho a poseer su patrimonio histórico de recursos naturales y culturales. (Leff Enrique, 1998)

De acuerdo con algunas reflexiones del Doctor Enrique Leff, en sus obras, afirma y procura la conformación de un saber ambiental para construir una racionalidad ambiental a través de un diálogo de saberes, desde una epistemología ambiental, que permiten proponer por ejemplo una educación ambiental amplia y una ecología política concreta. Se trata de construir nuevos saberes y racionalidades capaces de aprehender la complejidad ambiental. Este camino también podría denominarse una estrategia de epistemología política.

Para Leff la racionalidad ambiental se da a través de la articulación de procesos
ecológicos, tecnológicos y culturales, reconociendo explícitamente sus diferentes
espacialidades y temporalidades (dos aspectos cruciales) y especificidades,
considerando a la vez principios de diversidad cultural y equidad social. Esta
articulación no será medible, cuantificable o calculable en términos modernos. Pero si un concepto clave para evaluar medidas de gestión y políticas ambientales, y para reconocer in-consistencias en los movimientos ambientales, así como para ofrecer estrategias y sobre todo para generar posibles parámetros de sustentabilidad.

Para construir esta racionalidad ambiental, Leff propone, por un lado, tres ejes en que se debe sustentar:
1. “las condiciones ecológicas del proceso productivo.
2. los valores de la democracia.
3. los principios de la diversidad cultural”.

Por otro lado, propone la articulación de cuatro niveles de racionalidad:

1. “Una racionalidad material o sustantiva que establece el sistema de valores
que norman los comportamientos sociales y orientan las acciones hacia la
construcción de una racionalidad social fundada en los principios teóricos,(saber ambiental), materiales (racionalidad ecológica) y éticos (racionalidad axiológica) de la sustentabilidad.

2. Una racionalidad teórica que construye los conceptos que articulan los valores de la racionalidad sustantiva con los procesos materiales que la sustentan.

3. Una racionalidad técnica o instrumental que produce los vínculos funcionales
y operacionales entre los objetivos sociales y las bases materiales del desarrollo sustentable a través de acciones coherentes con los principios de la racionalidad material y sustantiva.

4. Una racionalidad cultural, entendida como un sistema de significaciones que
conforma las identidades diferenciadas de formaciones culturales diversas,
que da coherencia e integridad a sus prácticas simbólicas, sociales y
productivas”.

La racionalidad ambiental es concebida, por lo tanto, como un proceso transformador, un proyecto social que surge como respuesta a la insustentabilidad y la irracionalidad del mundo actual. Por ende, desde la racionalidad ambiental Leff ofrece la posibilidad para evaluar la coherencia entre lo discursivo, teórico e ideológico de propuestas ambientalistas, de gestión ambiental, de estrategias de movimientos sociales ambientales, de las políticas públicas, y otros. Pero esta racionalidad ambiental no será posible si no se considera la importancia del diálogo de saberes que viabiliza el diálogo y el encuentro entre diferentes racionalidades. Este diálogo posibilita una hibridación entre diferentes saberes (ejemplo: científico, popular, técnico, ecológico) de manera no jerarquizada, respetando y aceptando las relaciones de otredad1.

Globalización vrs Racionalidad Ambiental:
Las estrategias de apropiación de los recursos naturales en el marco de la globalización económica han transferido sus efectos de poder al discurso de la sustentabilidad. Si en los años setenta la crisis ambiental llevó a proclamar el freno al crecimiento antes de alcanzar el colapso ecológico, en los años noventa la globalización económica aparece como su negación; hoy el discurso neoliberal afirma la desaparición de la contradicción entre ambiente y crecimiento.

Se propone así al mercado como el medio más certero para internalizar las condiciones ecológicas y los valores ambientales al proceso de crecimiento económico. En la perspectiva neoliberal, los problemas ecológicos no surgen como resultado de la acumulación de capital; al contrario, suponen que al asignar derechos de propiedad y precios a los bienes comunes, las leyes del mercado se encargan de ajustar los desequilibrios ecológicos y las diferencias sociales.

El discurso de la sustentabilidad busca reconciliar a los contrarios de la dialéctica del desarrollo: el medio ambiente y el crecimiento económico. En este propósito, no solo se da un cambio a la racionalidad económica, sino un vuelto a la razón.
El objetivo no es internalizar las condiciones ecológicas de la producción, sino proclamar el crecimiento económico como un proceso sostenible, sustentado en los mecanismos del libre mercado como medio eficaz para asegurar el equilibrio ecológico y la igualdad social. La tecnología se encargaría asi de revertir los efectos de la degradación ambiental generados por los procesos de producción, distribución y consumo de mercancías.

1. Leff se inspira en Levinás y Derrida para hablar de Otredad.


Con la globalización económica se transforma el ambiente y con ello emergen luchas sociales por la propiedad y control de los recursos naturales.
La capitalización de la naturaleza está generando diversas manifestaciones de resistencia cultural al discurso del crecimiento sostenible y a las políticas de la globalización, dentro de estrategias de las comunidades para autogestionar su patrimonio histórico de recursos naturales y culturales. Este movimiento de resistencia se articula a la construcción de una racionalidad ambiental, es decir, de un paradigma alternativo de sustentabilidad, en el cual los recursos ambientales aparecen como potenciales, capaces de reconstruir el proceso económico dentro de una nueva racionalidad productiva, planteando un proyecto social fundado en las autonomías culturales, en la democracia y en la productividad de la naturaleza.


Si bien es cierto, el concepto de desarrollo sustentable va muy ligado al de desarrollo sostenible, para definir este último concepto se hace necesario citar algunos autores que han participado con sus críticas como es el caso de Arturo Escobar, quien afirma que existen tres visiones del mundo contenidas dentro del Informe Brundtland, siendo la primera, la visión liberal que parte de la idea de que la economía es autónoma, independiente de lo político, de lo social y de lo cultural y considera la pobreza como una causa y efecto de la degradación ambiental sin discutir la dinámica social que provoca la pobreza y la exclusión; culpa a los países tercer mundistas por la crisis ecológica y no al modelo de vida de los países más ricos del planeta. La segunda, la visión culturalista es una crítica al discurso liberal del desarrollo sostenible; considera que la cultura es la instancia fundamental de la relación de la sociedad con la naturaleza y cuestiona a la cultura economicista y científica de occidente. Sostiene también que en la cultura se origina la crisis ambiental, principalmente porque se trata a la naturaleza como mercancía de enriquecimiento. Por último cree imposible la protección de la naturaleza desde el punto de vista económico pues no encuentra la forma de conciliar el crecimiento económico y la protección de la naturaleza dentro del desarrollo sostenible. Una tercera posición, la visión ecosocialista comparte algunas de las observaciones de los culturalistas; critica a los liberales y se diferencia de las anteriores por la mayor atención que presta a la economía política reformada y centralizada en la teorización de la “naturaleza del capital en su fase ecológica”.

Para Escobar, la visión liberal es la dominante de la ideología de donde nace la concepción del desarrollo sostenible, pues está orientada más al crecimiento económico que a la preservación ambiental, aunque éste sea un instrumento usado como pantalla del desarrollo económico puro y simple.

Por otro lado, José de Souza Silva concibe también tres visiones que se plasman en el concepto de desarrollo sostenible, la primera es la que llama visión mecánica del mundo, heredada de la época del industrialismo y transformada por la revolución informática. La segunda es una visión economicista del mundo, moldeada por los que están estableciendo un nuevo régimen de acumulación para el capital corporativo transnacional. La tercera es la visión holística de mundo, que emerge de la interacción entre los actores que denuncian la vulnerabilidad del planeta y proponen la práctica sistémica de un desarrollo sostenible para todas las formas de vida en la tierra.

Desde otra perspectiva existe también una visión indígena y campesina del desarrollo sostenible que afirma que la cuestión central del desarrollo no está en el significado del crecimiento económico, sino en el sentido de un desarrollo humano integral y armónico. Se entiende que la calidad de vida debería ser cada vez mejor a nivel local y global. Por lo tanto esta visión cree importante tomar en consideración las políticas alternativas de desarrollo locales y globales, para ver si es posible iniciar un desarrollo desde abajo hacia arriba, que abarque lo económico, social y cultural, como una concepción más democrática y más justa.

En el marco del contexto globalizado que hoy gobierna al mundo, la realidad muestra un crecimiento constante, no sólo económico, sino demográfico. Esta situación lleva, por un lado, a generar alternativas para no detener ese crecimiento, pero paralelamente se hace evidente la necesidad de buscar un equilibrio respecto del cuidado de los recursos naturales, mediante la implementación de medidas que no coarten la actividad económica y que, al mismo tiempo, contribuyan al logro de un desarrollo sostenible (Corbi y Scioli, 2007).

Para poder avanzar hacia el desarrollo sostenible, es indispensable mirarlo como un proceso de cambio social, tecnológico y cultural, con metas en un corto, mediano y largo plazo y con compromiso real de avanzar hacia la equidad social y la superación de la pobreza; avanzar hacia la conservación y uso racional y sostenible de los recursos naturales y de la biodiversidad; avanzar en la preservación de la diversidad cultural (valores, prácticas y símbolos de identidad de las diversas culturas que coexisten en las sociedades); y lograr la profundización democrática que garantice el acceso y la participación de todos los sectores de la sociedad en la toma de decisiones; éste último punto es muy importante tenerlo en cuenta para formular los objetivos y metas de una propuesta de investigación en el marco del desarrollo económico sostenible, debido a que el principal actor es la comunidad, el capital social y humano que se involucra directa e indirectamente con el proyecto, si no se sensibiliza y se hace partícipe a la población residente difícilmente tendrá permanencia los avances y resultados de una propuesta que beneficia tanto a la comunidad como a la misma naturaleza.
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA
- CORBI ANA y SCIOLI NICOLÁS, 2007. Economía ambiental y desarrollo sostenible.

- Economía y medio ambiente: un estado de la cuestión, Madrid, fundación argentaria, 1996
- LEFF, ENRIQUE, 1994. Ecología y capital, racionalidad ambiental, democracia participativa y desarrollo sustentable, Siglo XXI, México [1986], p. 32.

- LEFF ENRIQUE: Globalización, Racionalidad Ambiental y Desarrollo Sustentable.

- LEFF, ENRIQUE, 1998. Saber ambiental: sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder, Ed. Siglo XXI, México, p. 219 .

- LEFF, ENRIQUE, 2004. Racionalidad Ambiental, la reapropiación social de la naturaleza, Ed. Siglo XXI, México, p. 210-211.

- LEMUS FRANCISCO, 1992. Economía, ecología y medio ambiente en Canarias, Santa Cruz de Tenerife.

- Documentos Aportados por el Modulo de Desarrollo Economico Sostenible

1 comentario:

  1. que intersante blog te lo digo yo ya que vivo en un gran paraiso natural como lo es mi Municipio San Carlos Antioquia

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